Bicicleta como medio de transporte: un derecho atropellado

La bicicleta es un ejemplo perfecto de que el ingenio humano es capaz de construir medios para mejorar la vida de todos. Se trata de un vehículo eficiente, no contaminante, manso y seguro. Es verdaderamente una injusticia que las personas que quieren utilizarla no puedan por miedo a los coches y a las motos.

Seguro que la idea de lugar agradable que tenemos en nuestras cabezas no incluye un tráfico abundante con sus consecuentes ruidos, humo y peligros. Sin embargo, la bicicleta es el vehículo ágil y flexible por excelencia que no necesita grandes infraestructuras para circular, que ocupa un espacio mínimo, no contribuye a ningún tipo de contaminación y promueve una vida más saludable.

Es hora de reflexionar sobre lo que estamos sacrificando y por qué. ¿Hemos excedido los límites de la mínima humanidad construyendo ciudades en las que no se puede circular en bicicleta con tranquilidad?, ¿es esto sólo un síntoma del rumbo decadente que hemos elegido? Lo cierto es que sacrificamos nuestra seguridad y nuestro aire a favor de una movilidad más y más eficiente y, sí, este es sólo un ejemplo más de deshumanización de nuestra cultura de la que todos somos más o menos partícipes.

Apostemos por una vida más cálida y sana para todos. Lo cierto es que no hay que sacrificar económicamente nuestras vidas. Sólo se trata de planificar y estructurar mejor nuestro espacio y métodos. Dejar que unas comunicaciones rápidas y abundantes dominen nuestro entorno y nuestras vidas sólo nos lleva al caos y a la incoherencia.